jueves, 14 de agosto de 2008

Un año de escombros, irregularidades y lecciones no aprendidas



El filósofo Kierkegaard decía: “La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante”. Parece que no muchos han comprendido esta frase.

Exactamente hace un año, en medio de la oscuridad del cielo, se produjo un terremoto de 7.5 grados en la escala de Richter. El sur chico (Cañete, Ica, Pisco y Chincha) fueron los más afectados. Sólo en la iglesia de San Clemente en Pisco murieron 153 personas.

El descontento y la frustración rondan el ambiente. Luego de un año y de haber invertido 1,123 millones, según el Gobierno, muchos pobladores siguen sin casas y sin los servicios básicos. Viven en carpas y estudian en condiciones ínfimas. ¿Dónde está todo ese dinero? Nos preguntamos todos los peruanos.

En su afán por callar los comentarios, el Gobierno emite spots en los que nos detalla en qué y cuánto se invirtió luego del movimiento telúrico del 2007, pero la realidad es otra. No se puede desmerecer las acciones tomadas por el presidente Alan García pero, realmente resultaron insuficientes. Muchas ganas, pocas acciones.

Forsur, organismo creado con la finalidad de encargarse de la reconstrucción del sur, simplemente ha sido un fracaso. La decisión de poner a Julio Favre, un empresario avícola, en la presidencia no fue la acertada. Desde un principio surgieron denuncias. Cada semana se descubría a personas inescrupulosas que se apropiaban de donaciones e irregularidades en las contrataciones de las empresas encargadas de la reconstrucción.

La burocracia cava una zanja para los mismos peruanos. Forsur al estar adscrito a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) tenía que esperar a que los proyectos de reconstrucción pasaran por una serie de organismos antes de ser ejecutados, situación que podía durar tres o cuatro meses. Por esta razón el ministro de Vivienda, Enrique Cornejo ha anunciado que este organismo pasaría a formar parte de su cartera ministerial.


Si el Gobierno hubiera fiscalizado constantemente la famosa reconstrucción del sur, si la burocracia no fuera pan de cada día y si personas incapaces no hubieran estado a cargo de esta obra, la situación hoy sería otra.

Por último pero no menos importante, ¿se ha hecho algo para prevenir futuros desastres como el de Ica del año pasado? La respuesta es NO. Como siempre pensamos en el presente más que en el futuro. En una entrevista para La República, el sismólogo Hernando Tavera cuenta que en el 2005 entregó a las autoridades los resultados de un estudio de varios años donde advertía la posibilidad de un terremoto. No se hizo nada al respecto.

La solución sería un cambio radical en la cultura de desastres. Es inaudito que siendo un país sísmico no estemos preparados para ellos, no sólo las autoridades sino nosotros mismos. ¿Qué estamos haciendo para que esta tragedia no vuelva a ocurrir? Ojalá tantas muertes no queden en el olvido.

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